Un buen día descubrimos que en el buzón de la clase había una carta. El /la profe, sorprendido/a, la cogió y nos la leyó en voz alta. La carta era del monstruo tragapalabras, un monstruo que vive en una cueva y cuyo trabajo consiste en transmitir a los niños el amor por la lectura.
Nos escribía preocupado y solicitando nuestra ayuda, pues los murciélagos que habitan en su cueva se alimentan de palabras y destruyen todas las que encuentran en su camino. Así que todos los días nos envía una palabra para que la escondamos y protejamos. De esta manera, poco a poco, evitaremos que las palabras desaparezcan y ya no se puedan escribir nuevos cuentos o libros con ellas.
Por eso, cada mañana abrimos el buzón ilusionados, leemos entre todos la palabra que nos ha enviado el monstruo, la copiamos, contamos sus sílabas , nombramos sus letras , hablamos acerca de todo lo que sabemos de ella, si es un objeto, animal, lugar, etc….y también pensamos si es una palabra masculina o femenina.
Después la escondemos a buen recaudo, aunque lo mejor es que el monstruo nos ha dicho que si permanece en nuestra memoria, los murciélagos no podrán destruirla.