Bajo el título «Nada está en venta, todo se inventa», los pequeños tuvieron la oportunidad de adentrarse en el mundo mágico del teatro, y lo hicieron con los ojos bien abiertos, los corazones llenos de curiosidad y las sonrisas al máximo.
Desde que llegamos, los niños ya sentían la emoción en el aire. Al entrar en la sala se podía percibir la energía que se desbordaba por todo el lugar. Los actores, con sus trajes coloridos y expresivos, estaban listos para llevar a los niños en un viaje de imaginación y asombro.
La obra que presenciaron los pequeños, «Nada está en venta, todo se inventa», es una mezcla perfecta de diversión y creatividad.
Las interacciones entre los actores y los niños fueron constantes. Los pequeños, siempre atentos, se sorprendían cada vez que un personaje les hablaba directamente o cuando las historias tomaban giros inesperados, los hicieron reír y participar de forma espontánea.
Los niños salieron del teatro con los ojos brillando, llenos de historias que contar. Había algo en el aire, una sensación de que ese día algo se había despertado dentro de ellos. «Nada está en venta, todo se inventa» no solo fue una obra de teatro, sino una invitación a mirar el mundo con otros ojos, a no conformarse con lo que ya existe, sino a inventar, crear y soñar.
